Carlos Olalla nació en Barcelona en 1957 y empecó a trabajar en el mundo empresarial a los dieciocho años. Tras licenciarse en el Colegio Universitario de Estudios Financieros de Madrid desarrolló su carrera profesional viviendo en diferentes ciudades de España y del extranjero. Fue director regional de un banco extranjero en Cataluña y de una de las principales empresas constructoras nacionales en la zona de Cataluña, Levante y Baleares. También trabajó durante varios años como consultor independiente. Fueron muchas las cosas que aprendí allí, y una de ellas es que nadie te regala un buen sueldo y que el precio que has de pagar por él siempre es demasiado caro.
Convencido de que aquello no era lo suyo, empezó a escribir novelas como válvula de escape. Publiquó la primera, “La sabiduría del silencio”, en 1992. Una reestructuración empresarial le dejó con 45 años cumplidos en el paro y sin un duro. Estando en el paro empezó a hacer figuraciones y castings de publicidad para intentar llegar a fin de mes. En un año lleguó a hacer más de doscientos cincuenta castings de publi (eran otros tiempos) y rodó bastantes anuncios. Tuvo la suerte de que lo llamaran para darle una réplica gestual a Christian Bale (todavía no había protagonizado Batman), que había venido a Barcelona a rodar The machinist. Verle actuar me impactó tanto que al día siguiente se matriculó en el Estudio de Formación del Actor de Nancy Tuñón y Jordi Olivé, donde estudió tres años siendo el “abuelo” de la escuela. A Pepa Fluviá, una de las profesoras del Estudio, sin duda le debe ser actor. Jamás podrá agradecérselo lo suficiente. Viendo que esto de la interpretación le encantaba y que le llamaban para hacer muchos personajes secundarios, tuvo claro que quería dedicarse a ello definitivamente. Así que se olvidó del mundo de la empresa y de las falsas seguridades que siempre promete y se entregó de lleno al de la interpretación en la que, sin duda, ha sido la mejor decisión que ha tomado en su vida. Ha perdido un buen sueldo, sí, y a veces las pasa canutas esperando un trabajo que no llega y teniendo que pagar un alquiler que no tiene o el recibo de un teléfono que le han cortado, pero por primera vez vive de lo que le gusta, con gente sensible y creativa que piensa y siente como él y, lo que es más importante, la palabra “Jefe” ha desaparecido de su vida. Cambiar de chip y pasar de querer tener siempre más a necesitar cada vez menos ha sido una de las mejores lecciones que ha aprendido de la vida. Cada día tiene más claro que el camino hacia la felicidad pasa por lo que un sabio le dijo un día: “Todo cuanto retuve lo perdí; solo me queda lo que di”
SUS PALABRAS:
“Una de las cosas que mas me interesan y que más me preocupan es la defensa de la cultura, el derecho a la cultura que todas y todos tenemos. Y hoy esta seriamente amenazo, pero ahí en Rincón de la Victoria, tenéis una concejala, Rocío Calderón, que esta dándolo todo por defender nuestro derecho, el derecho que todas y todos tenemos a la cultura, a acceder a la cultura, a disfrutar de la cultura, a defender esa identidad tan cultural tan nuestra. Sé que se va a presentar a la alcaldía, vuela todo mi apoyo para ella, vosotras y vosotros que podéis votar ahí podéis hacerlo posible, en vuestra mano está…Vuelan abrazos.”
VIDEO DE APOYO