28 de septiembre de 2023 (22:00h). Ya en mi sofá, pienso que mañana es un día destacado. Cierro los ojos. Navego por la mente, que me conduce por recuerdos muy concretos que me hacen dar las gracias. Viajo a:
MARZO DE 2020. Una noche cualquiera de un policía más. Llega el turno de noche que da comienzo a las 22 horas. “Me marcho”…Y con la típica frase de gracia se despide con un “no sé si volveré”.
Amanece (7:00 h). Desde la habitación le escucho llegar. Entre suspiros de cansancio empieza a quitarse la ropa. El abrigo, uniforme, se descalza, fuera botas y calcetines. Toda la ropa queda en la puerta, bañada en desinfectante y colocada para ventilar. Oigo pasos que sigilosamente se dirigen al baño. Ducha y a la cama.
Qué lejos queda todo aquello. Personas anónimas, profesionales que lo dieron todo por los demás.
Todo lo que vieron. Todo lo que hicieron y lo que por desgracia, no pudieron hacer, quedará por siempre en sus recuerdos.
Hoy 29 de septiembre de 2023 es un Día conmemorativo, para muchos es como quien espera cada día del año a la llegada de la Semana Santa para sacar a su trono. Es un día donde engalanarte con tu traje y sentir el orgullo de tu profesión. Una profesión a la que prometes entregarte desde el primer día, sin condiciones y con total vocación.
Este artículo va para todos esos hombres y mujeres que cada mañana, tarde o noche, sea festivo o fin de semana, salen a trabajar sin la certeza de si volverán. Va para quienes dejan en casa a una familia orgullosa por todo lo que supone su trabajo para la sociedad, pero a la vez, con un nudo en el estómago pidiendo que esas horas transcurran con normalidad.
Y habrá quien piense…Son policías en un pueblo donde nunca pasa nada. Si, puede ser, pero a veces la vida te pone en circunstancias adversas. El destino juega a cruzar tiempos, lugares y personas y de repente, te ves en una situación donde sales herido o pagas con tu vida. En la mayor de las ocasiones ante cualquier persona que no teme a la muerte o no tiene nada que perder y decide que ese sea tu último día.
Ser policía no es solo una profesión, es un hábito de vida. Porque policía se es 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año. Cuando se produce un accidente, un altercado, un catástrofe, no hay nada que pensar, solo hay que actuar, es automático, como cuando conduces o montas en bicicleta, va solo.
Hay quienes esa vocación la pasan a sus hijos, y éstos a sus hijos y completando un árbol genealógico de personas al servicio de la ciudadanía.
Sin embargo, en todos lados cuecen habas, ocurre en las mejores familias, siempre hay una manzana podrida que de tanto roce con las otras llega a contaminarlas, quitándole todo el valor que el cesto tiene.
Hoy 29 de septiembre es el día de la palmadita en la espalda, el día de los falsos elogios. Hoy 29 de septiembre el mundo se para y se pone a los pies de quienes velan por nosotros, nos cuidan y protegen, poniendo en riesgo su propia vida. Se les pone una alfombra de reconocimiento que a medida que pasa el día se diluye como una bebida gaseosa pierde sus burbujas. Una felicitación intermitente y un día de fiesta donde casi muchos desean que llegue mañana y la normalidad.
A nuestros policias (hombres y mujeres al servicio de la ciudadanía rinconera) tenemos que respetarlos y cuidarlos todos los días del año, no solo este día. Tenemos que garantizar que no se vulneren ni sus derechos laborales ni humanos. Empatizar con ellos, escucharlos y estar de su lado. De quien sostiene el mando, suya es la máxima responsabilidad de lo que les suceda a cada uno y su obligación es garantizar y velar por su seguridad. En ningún caso, humillarlos, discriminarlos o atentar contra ellos, por intereses personales o políticos. Mucho menos por el mero hecho de tener el poder.
Quiero felicitar a todos y cada uno de los y las policías que forman parte del área de seguridad ciudadana de Rincón de la Victoria. Mi gratitud y reconocimiento por cada día que ponen su vida al servicio de nuestra gente, conviviendo con el peligro diario. Mi admiración por quienes actúan con total vocación y así lo demuestran cada día con respeto y profesionalidad (aunque haya quienes lo pongan en duda públicamente). La puerta de mi despacho siempre está abierta para quienes les debemos tanto. Siempre los he escuchado, siempre he empatizado con ellos y siempre me tendrán, sin palmadita ni falsos elogios, simplemente estando.
Este artículo va para ti. Desde el primer día que vestiste ese traje has sido y eres un servidor público. siempre dispuesto a ayudar a los demás, siempre con un trato cordial y respetuoso, siempre humilde y honesto. Porque lo tuyo es verdadera vocación, la de ser útil a los demás. Todos estos años al frente de esta profesión da sus frutos aunque haya quienes quieran cortar de raíz esa planta que se llama ser buen policía. GRACIAS