En estos últimos meses, como concejala en el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, he tenido que vivir situaciones que me hacían dudar en qué época estábamos viviendo.
Compartir salón de plenos con un gobierno déspota, con los pies alejados del suelo y la cabeza en otra parte. Un gobierno egocéntrico, e incluso irresponsable, con la arrogancia de que siempre tienen la razón y no cabe cuestionar ciertos temas.
Uno de ellos es la conciliación, tan importante en esta sociedad actual que vivimos. Tuve que soportar como el alcalde me decía: “no es la empresa quien debe adaptarse a mi, sino yo a la empresa. Que si no me gustaba ese trabajo que me buscase otro, que me estaba riendo de todos los españoles y que lo que yo pedía no era un derecho sino un privilegio”. En ese mismo instante todo ese espacio se volvió de color gris, volviendo por un momento a un escenario de la primera temporada de la serie “Cuéntame”. El mero de hecho de hablar del Ayuntamiento de todos los rinconeros como “empresa” revela hasta qué punto el Alcalde tiene asumido que el Ayuntamiento le pertenece.
Todo ello ante el silencio cómplice de quienes dicen defender la igualdad.
Por desgracia, esto que vivo cada día en un municipio costero de la provincia de Málaga es lo que se traduce en otros muchos puntos de nuestra Andalucía donde la derecha ha echado raíces.
Por un lado, lo que ya estaban y así lo hemos sufrido con recortes, sobre todo en el ámbito social. Otros, vienen con la intención de quedarse. Esos mismos que quieren dar una patada de desprecio a nuestro Estatuto de Autonomía, que es el crisol de una lucha histórica por la dignidad de un pueblo que asumió la supervivencia como estandarte de su identidad, porque no le quedó otro remedio.
La ultraderecha alarga sus tentáculos a Andalucía. Vienen de fuera a decirnos quiénes somos. Como si aquí no hubiera gente con capacidad de gobernar nuestra tierra. Colonizarnos una vez más.
Andalucía jamás entendió de fronteras, sus gentes siempre tendieron la mano, abrieron sus casas con la mejor de las sonrisas, eso sí, siempre para sumar, no como pretenden ahora imponiendo sus reglas.
El próximo 19 de junio tenemos el poder, ese poder que reside en el pueblo y que al menos cada 4 años nos hace fuertes. Pero hay que estar unidas y unidos, tenemos que ir a una para que ese tono gris no invada nuestra Andalucía llena de luz y color
Andalucía tiene mucha historia, sí, la que aparece en los libros, pero es más la memoria la que pervive, lo que sucedió verdaderamente y se transmite de generación en generación aunque no aparezcan la historia oficial.
Como dijo el andaluz Antonio Manuel: “la única parte que te pueden quitar para dejar de ser tu es la memoria…no seamos un pueblo sin memoria. A pesar de que intentaron destruirnos, destruir nuestras piedras, a pesar de que intentaron expulsar nuestros antepasados, que quemaron nuestros escritos, a pesar de que intentaron amputar nuestra memoria, siguen habiendo espasmos de ella y estamos de luz”.
POR ANDALUCÍA es ese espasmo de memoria y de luz. A quienes reclamaban unidad, a quienes pedían sumar en un frente amplio, hoy, les decimos que no están solos. El pueblo unido jamás será vencido.
Deberías ser periodista, Rocío.
Lo haces fenomenal .