La memoria es la experiencia de las personas.
Andalucía es memoria, esa que muchos nos quieren amputar. La memoria es el arma de los humildes frente a los poderosos. En boca de Boaventura de Sousa Santos “la humanidad puede dividirse entre los que quieren que olvidemos y los que no podemos olvidar.” No hay más claro ejemplo que la marcha por la desbandá, quienes todavía la niegan y se empeñan en que olvidemos.
Andalucía son las manos ásperas de abuelas como la mía, junto a la candela, las de mi abuelo, sin embargo, no las llegué a conocer nunca, las suyas junto a otras muchas andan todavía en fosas comunes, en tierra de nadie, porque eso también es historia de Andalucía.
Hablar de Andalucía puede ser aparentemente fácil. Describir su hermosura, su grandeza y su multitud de cualidades, son palabras que bailan solas al compás en nuestra garganta. Sin embargo, hay que hacerlo con memoria y respeto.
Izquierda Unida ha bebido siempre de esta tradición, la popular, la que no aparece en los libros de texto. Una tradición que ha sido cantada por Carlos Cano, Camarón, Medina Azahara o El Lebrijano.
El día de Andalucía, de un tiempo a esta parte, pretenden que se quede en un acto institucional y poco más. Un mero ritual obviando la profundidad histórica, política y cultural que tuvo. Amputar nuestra memoria, como se hizo con al – Ándalus. No somos “anomalías” del pasado, es nuestro carácter andaluz: la mediterraneidad.
El 28 de febrero nació al calor de las manifestaciones del 4 de Diciembre, que clamaba contra el centralismo como síntoma de la pobreza que inundaba los ciudades de Andalucía.
Los señoritos y terratenientes vendían lo mejor de nuestra tierra a otros para su enriquecimiento a costa del empobrecimiento y analfabetismo de nuestras familias. Todo esto, apoyado siempre por la derecha política, con el apoyo detrás del nacional catolicismo que te decía como tenías que pensar, amar y rezar. Este Pacto aún sigue vivo, con formas actualizadas, pero vivo, y todos somos testigos de ello.
Podemos verlo como en el gobierno andaluz, antes con el apoyo de la ultraderecha y ahora en solitario, está desmantelando el Estatuto de Autonomía, y por tanto el espíritu del aquél 4 Diciembre y 28 febrero del que hemos hablado.
Están desmantelando nuestro sistema político, jurídico y social, el que hemos consensuado durante tantos años de lucha y democracia. Ellos son los antisistema, promoviendo el desorden en las cuentas públicas; antisistema sólo buscando el beneficio personal por encima del bien común; antisistema privatizando servicios públicos esenciales; antisistema, en definitiva, por ir en contra de la Constitución y nuestro Estatuto de Autonomía. Su proyecto político es el tente mientras cobro.
Eso no es Andalucía. Andalucía está en las manifestaciones contra los recortes y la privatización de la Sanidad Andaluza, está en las concentraciones de madres y padres por una Educación Pública y de calidad, incluyendo a nuestros niños y niñas con necesidades especiales, tan olvidados. Está en la lucha diaria de nuestros comerciantes, que levantan cada día la persiana con la incertidumbre de cómo la cerrarán. Presente también en las reivindicaciones de las familias que exigen comedores dignos y aulas seguras, para sus hijos e hijas SOLO HAY QUE PISAR LA CALLE PARA VER LA REALIDAD.
Andalucía son sus pueblos, cada uno distinto al de al lado. Rincón de la Victoria también es así, formado por cuatro núcleos y cada uno diferente y especial. Esta portavoz que os habla también lo cree. Quiero para Rincón lo mismo que otros para sus pueblos: orden, convivencia y tolerancia.
Eso pasa por poner lo colectivo, lo común, como pieza clave del proyecto de futuro.
Significa en la práctica Servicios Públicos gestionados públicamente, Derechos Y Obligaciones justos en función de su capacidad económica real y un Gobierno Honesto con el dinero de todas y todos.
La receta ha estado siempre en la sabiduría del pueblo que lo ha dicho claramente: necesitamos leyes justas, pueblo culto y un gobierno honrado. Ese es el sistema que el pueblo quiere y yo defiendo para Rincón de la Victoria.
Andalucía no es solamente la arbonaida, Andalucía somos tú y yo. Ya lo decía Blas Infante en sus escritos cuando hablaba que el verde simboliza la esperanza y el blanco la bondad. Porque hemos sido una tierra inclusiva, que abrazaba al que era diferente, lo hacía sentir uno más en una forma de ver la vida más grande que él mismo.
A quienes ponen sus pies en tierras andaluzas, les envuelve el tono cálido de nuestro cielo, le embriaga el olor a marisma y les conquista el calor de nuestra gente, quienes la visitan lo hacen para quedarse. Andalucía es hospitalidad.
Hablar de la bandera de Andalucía no es solamente hablar de un símbolo; es memoria. Recordemos que llaman “Arbonaida” a nuestra bandera porque significa “mi tierra”, “mi país”. Estos datos apenas se conoce porque nos han querido borrar parte de esta memoria colectiva que hablábamos al principio. Así como nuestro acento. Somos vestigios de múltiples acentos adaptados a lo largo de la historia.
No puedo dejarme atrás a las mujeres andaluzas ilustres como María Zambrano, Teresa de Acosta, Victoria Kent o Mariana Pineda, denunciada por bordar en una bandera “Ley, Libertad, Igualdad” en los primeros años del liberalismo en España. Andalucía es sinónimo de mujer y rebeldía.
Vivimos tiempos que nada tiene que ver con las penurias, hambrunas y sacrificios que tuvieron que hacer quienes nos precedieron, quienes se dejaron la piel por la lucha de unos derechos que hoy disfrutamos.
Salieron miles de familias unidas por una misma causa. Porque en tiempos convulsos los humildes siempre se han unido en la solidaridad. Todo ese dolor llega en forma de derechos y libertades que muchos defendemos y otros quieren arrebatarnos. Pero como antaño, la familia seguirá unida, para salir a la calle de una u otra forma para defender lo nuestro. Para que no nos toquen ni los derechos ni la familia.
Andalucía es cuna de cultura, así se ha demostrado durante su historia. CULTURA lo digo con todo el orgullo que me da formar parte de ella, defendiéndola y apoyándola, porque la cultura es patrimonio y legado, no es un SLOGAN. La cultura hay que verla siempre como una inversión y no como un gasto.
Andalucía está cuando recordamos a Lorca, Machado o Juan Ramón Jiménez. La única patria digna es la que abarcan mis manos, y las de cada uno de vosotras y vosotros, volviendo a recordar las manos de las abuelas, como yo aquí tiendo las mías al servicio de quienes las necesiten.
En este momento, mientras les leo, me reafirmo en lo que me mueve a mí como mujer andaluza y de izquierdas. No es otra cosa que trabajar por un Rincón más justo, libre e igualitario. Porque el precio de la libertad es alto, siempre lo ha sido, pero Izquierda Unida y yo como parte de ella, estamos dispuestas a pagarlo.
Si debemos hacerlo solos, que así sea, pero apuesto a que habrá más personas dispuestas a ello. Somos la manifestación viva del destino.
Para finalizar y recordando a un buen amigo apasionado de Andalucía:
Que las arbonaidas ondeen hoy reivindicando memoria y derechos. Viva Andalucía libre.