Ser concejala tiene sus cosas buenas también.
Tengo el gran honor y privilegio de oficiar bodas civiles.
Es una enorme responsabilidad pero a la vez me encanta formar parte del día más importante de muchas parejas.
Son muchas las bodas civiles que he oficiado ya…en el salón de plenos, al aire libre; primeras nupcias, segundos matrimonios; parejas jóvenes, de mediana edad, del mismo sexo…
Pero todas ellas, tienen un denominador común: la emoción. Me he emocionado con todas y cada una de ellas, con cartas que han leído, con invitados que se han pronunciado, con abuelos sensibles…cada una de ella ha sido especial para mi…claro que también me he encargado de que así fuera…especial…para todos ellos. Prepararles un detalle, buscarles su música preferida para el momento…todo lo que sea necesario para que ese acto quede en sus memorias.