Ya saben ustedes de mi pasión por la cultura, por todo lo que engloba y por todo lo que aporta.
Ya lo dije en mi último pleno respecto a una moción cultural que presentamos: La cultura es lo que nos hace estar aquí hoy como sociedad.
No pude elegir mejor pasión, y siempre estará mi respeto y admiración por delante hacia todos y cada uno de las y los profesionales que conforman la cultura.
Tengo la gran suerte de contar con grandes amigos en todas las disciplinas, aprovecho para contaros un secreto: antes del verano saldrá mi cuarto libro, una obra espectacular, no por esos relatos e historias que cuento, sino por la cantidad de amigos y amigas que se han querido sumar y acompañarme en este proyecto. Para mí, su participación es como un guiño, un pequeño homenaje a ese gran sector como siempre tan castigado y desprotegido pero tan generoso y enriquecedor a la vez. Dicho esto, que es otra historia, el motivo de este post no es más ni menos que rendir homenaje, o más bien diría yo, poner en valor el trabajo, la dedicación, la disponibilidad y amabilidad con la cual un trabajador de Rincón de la Victoria realiza su trabajo, me refiero a JOSÉ ANTONIO AZUAGA, conserje.
Y pongo en mayúscula su nombre y no el puesto, porque él es grande, en su amplitud de volcarse con esta profesión que le lleva más allá de un simple y habitual conserje.
Quienes trabajan en el mundo de la cultura, ya sean escritores/as, actores, actrices, músicos/as, a la hora de empezar una obra, en una presentación de un libro, en un concierto, existen esos nervios de que queremos que todo salga bien, pues justo en ese momento, es cuando tener cerca a una persona como José Antonio hace que todo sea más fácil y llevadero.
Me enseñaron durante mis años de trabajo como Jefa de Protocolo en el Málaga CF forever, que lo mismo de importante es el entrenador que el utillero. Y así es, en este caso, lo mismo de importante son quienes realizan el acto, el evento, que el propio conserje que se encarga de que todo esté en su lugar.
Pero en el caso de José Antonio, va más allá, porque es vocacional, el servir a los demás, el que todo quede a gusto de las personas que asistan, el quitar preocupaciones al momento y, sinceramente eso es muy muy de agradecer.
Recuerdo el último acto en el que coincidimos. La presentación de la Antología Elogio del Tiempo de mi querido José Sarria, en La Casa Fuerte Bezmiliana. Estaba un poco nerviosa, por un a lado, porque presidir un acto de un poeta, ensayista, de la talla de mi amigo Pepe son palabras mayores, luego porque quería que todo saliera perfecto, porque él se merece todo y debía sentirse como en casa. Pero los nervios pasaron, todo estaba en su lugar y transcurrió de la mejor forma gracias a la inagotable presencia de nuestro querido conserje.
Simplemente, sirva este post José Antonio, para decirte, que eternamente agradecida por cuidar de nuestro patrimonio cultural con el cariño con el que lo haces, por preocuparte para que todos los actos y eventos culturales que te corresponden salgan a la perfección, cuidando hasta el más mínimo detalle, por estar disponible sea la hora que sea para atender una duda (mi caso) y por hacerlo siempre con el máximo respeto y la máxima ternura.
En Rincón de la Victoria, los amantes de la cultura tenemos una inmensa suerte de saber que todo está en las mejores manos y espero que sea por mucho, mucho tiempo, porque las joyas como tu, hay que valorarlas y cuidarlas. ¡¡¡¡GRACIAS!!!!
